El juego de la vida.
¿Qué rayos estoy haciendo con mi vida?. Sobre dudas, miedos y la flexibilidad.
Estos útimos meses han sido de grandes apuestas. He apostado por mí, por lo que creo, y por lo que quiero construir, y no me he arrepentido, de hecho al momento de hacerlo, lo he hecho desde la certeza que lo que hago es a favor de mí y eso no significa que vaya en contra de alguien, sin embargo, el tiempo pasa, veo las decisiones que he tomado y me pregunto si hubiese hecho las cosas diferentes.
A veces me abruma tanta responsabilidad que conlleva la vida adulta, y sé que mi vida tampoco está tan mal, digo, no tengo otra persona que cuidar, o bajo mi tutela, no tengo una gran empresa, o alg parecido, solo soy yo, y justo ahora siento que eso es más que suficiente.
Sé que ahora siento el peso de mis reponsabilidades, pero, realmente el problema no es el peso, es el estar consciente de la diferencia que hay entre mi vida pasada y esta, y como simplemente he sido capaz de dejar ir una por el simple deseo de ir por otra. Es demasiado loco pensar como el amor, ese algo que no podemos ver o tocar, lo sentimos tan real que nos hace atrevernos a hacer, construir, experimentar cosas nuevas y al igual que el amor también está el deseo de transformarlo en algo tangible, para así sentir que verdaderamente no estamos locos porque estamos en constante búsqueda de aprobación externa para así sentir que finalmente estamos distinguiendo entre la realidad y una simple ‘‘fantasía’’.
La cosa es que, muchas veces no es fantasía, sino la mente manifestando su poder, porque es tan poderosa que nos hace replantearnos constantemente todo lo que hacemos o dejamos de hacer, pero ¿cuál es tu verdad? Y no me refiero a esa que debas pensar o preguntar a otros si está bien o no, no. ¿Cuál es esa verdad que tu sabes que debes hacer pero no lo haces por miedo a lo que pueda pasar?.
Este es el juego de la vida.
Me gusta ver la vida como un videojuego. En donde, así como en ellos, yo soy un avatar. El avatar tiene sus retos, sus obstáculos, para que así, quien juega (nuestra mente consciente) pueda divertirse. A estos retos, nuestro ego le llama ‘‘problemas’’, el ego es parte del juego, de hecho, es el ego el verdadero reto, no quisiera llamarlo oponente o villano porque no es algo completamente ajeno a mi o a todas nosotras y nosotros, sin embargo sí que es disntinguible de mi Ser. El Ser es la consciencia. El Ser es quien juega, es quien ama. El ego es el miedo, los celos, el resentimiento, el pasado, la incertidumbre, el deseo de llamar la atención, evadir responsabilidades y convertirse en la víctima. El ego se alimenta de la aprobación externa constante, y de ‘‘el que dirán’’, el ego es codependiente, y si hay algo clave por lo que es posible identificarlo es por su necesidad de estar buscando constantemente un sentido de identidad en lo material.
El Ser es diferente, el Ser sabe que está jugando un juego y que todo lo que observa en el mundo físico es una mera representación de lo que sucede dentro de cada ser humano. A veces lo que sucede es que el ego toma demasiado poder en la persona, que ya no logra distinguir uno del otro, y es entonces cuando empiezan a desarrollarse trastornos y enfermedades mentales, a tal punto que se vuelve más difícil acceder al Ser y ya no logras escuchar su voz.
La voz del Ser no juzga, solo observa y si quiere hacer algo, lo hace y ya está. Solo vive en el ahora porque es lo único que existe, no hay más a donde ir, solo está el ahora.
A pesar de conocer todo esto, en ocasiones sigo teniendo estos momentos de ‘‘¿Qué rayos estoy haciendo con mi vida?’’ y está bien. Y cuando esto pasa siempre recuerdo la separación entre mi vida y mi situación de vida. Mi vida, es ahora. Mi situación de vida (‘‘problemas’’, obstáculos, retos) existe en el tiempo. Por lo que si hay un cambio que deba hacer acudo a la flexibilidad.
Hay un dicho que dice ‘‘lo que no es flexible, se rompe’’, si soy dura como una roca, no gozo de la oportunidad de sentir todo lo que la vida me ofrece, si soy rígida como una rama, me romperá cualquier stituación que traiga la vida. En cambio si fluyo como el agua o soy flexible como el papel podré adoptar diversas formas y eso no significa que el papel deje de ser papel.
Esto va con lo que hablaba antes sobre el avatar y el juego de la vida. El avatar puede adoptar diversas formas, pero quien juega sigue siendo la misma consciencia que debe atrevesar por diversas situaciones. Estas situaciones muchas veces puede hacerte cuestionar el sentido del juego, pero la verdad es que sin ellas, no sería interesante, y no significa que dejes de ser tu mismo por adaptarte y ser flexible con ellas.
El jugador sigue ahí. Y las responsabilidades son interesantes, yo no las llamaría divertidas, pero son interesantes, y si queremos hacerlas divertidas, eso va a cuenta nuestra, pero lo explicaré la próxima semana.
Nos vemos en otra historia, humano.
Te amo donde sea que te encuentres (espero que sea en el presente, guiño, guiño :) ).
Con amor,
-Gracia