Hola. Sigo aquí. Después de mi escrito de la semana pasada, me he cuestionado algunas cosas, por eso me he demorado un poco en escribir la carta de esta semana. Les dejo el link por si aun no la han leído.
Veo que ahora ha cambiado la manera en la que me cuestiono las cosas, ya no miro tanto al pasado, sino que me miro a mi queriendo ir al pasado para escapar del presente, de lo que está sucediendo ahora.
Para ponerlos un poco en contexto, ahora he hecho todo lo que debía hacer para vivir la vida que siempre soñé, no tengo algo por lo que quejarme y de igual manera, aquí estoy, sintiéndome incómoda sin derecho a llamarme a mi misma ‘‘insuficiente’’ porque ya me he demostrado que no lo soy, y ya ni siquiera le dejo espacio al Sindrome del Impostor para que haga lo suyo. Siendo sincera, me siento como lo que siempre me juré nunca ser, una niña del tercer mundo quejándose por problemas triviales del primer mundo, pero, es que me doy cuenta que de donde vengan los problemas no es importante, sino que tan pesado los siento.
Tengo un problema ahora con mis creencias. No las siento pesadas, más bien incómodas, actuando como una especie de piedra en el zapato, pequeña pero constante y molesta a la vez, ¿tal vez es señal de que deba cambiarlas?, ¿más cambios? y es ahora donde debo poner la balanza porque cambiar es incómodo pero seguir sintiéndome como me siento ahora también lo es. Pero, y si en vez de cambiar el problema… ¿cambio la perspectiva?. El problema es que me siento insatisfecha. Siempre pensé que esta sería la meta, que este sería el ‘‘happy ending’’ pero resulta que la historia sigue y el telón está abierto, las luces encendidas y el público mirando por lo que el show debe continuar, ¿no?.
Ahora estoy mirando el guión y no hay nada escrito por lo que toca improvisar. Yo nunca había improvisado, siempre sabía cual iba a ser el siguiente paso, la siguiente movida, pero ya no hay siguiente movida, ahora solo debo seguir con el show, y entre mi improvisacion he decidido actuar como si no hubiera público mirando, que quien se quiera quedar y ser parte, estaré feliz de tenerle, pero quién no, me es indiferente. Siento que estoy tan cansada de haber interpretado este papel durante tanto tiempo que ahora solo quiero expresar lo que está dentro de mí, donde no me importa tener o no tener éxito, sino que el show continúe, independientemente si sale bien o no, quiero hacer lo posible para llevar a cabo este show, a pesar de no tener un guión, a pesar de vivir improvisando.
Supongo que por eso me siento insatisfecha, porque es como si viviera en una serie que ya lleva años y solo es renovada para otra temporada para ver ‘‘a donde llega’’ cuando yo, pensaba que no había presupuesto para continuarla.
Tal vez el problema no es que me sienta insatisfecha, tal vez el problema es el peso que le doy, que son mis altas expectativas que me impiden disfrutar la vida.
No me duele la piedrita que tengo debajo del zapato, me duele que no he tenido el valor para retirarla.
Pensaba que si cambiaba de calle se iría, que si me cambiaba de ropa ya no la sentiría, pero ahí está, y yo estoy aquí esperando a que se vaya, cuando debo ser yo quien simplemente la deje ir.
A veces la solución no es compleja, ni tienes que buscarla desde lo más profundo para encontrarla, a veces solo está ahí, esperando a que la quites y continúes el show. El show es todo lo que importa.
Vivir y disfrutar de la vida es todo lo que importa.
Gracias por leer. Nos vemos la próxima semana.
PD: Se vienen proyectos muy emocionantes que ya les estaré compartiendo, el 2023 ha venido con muchas improvisaciones.
Si eres humanidad, te amo xoxo.
-Gracia